EL TIEMPO


jueves, 11 de octubre de 2012

CLASES CON EL PROFESOR ARMÓNDIGA: EL RESTO


Hola de nuevo, queridos alumnos y sin embargo amigos.
Aquí estoy de nuevo, después de haberme repuesto de la Oktoberfest del Club en la que algo me debió sentar mal, para ayudaros a triunfar en este maravilloso mundo del pádel. Recordaréis que la última clase la dedicamos al saque, ¿verdad? ¿Habéis puesto en práctica mis últimos consejos durante todo este tiempo? Bien. Pues hoy vamos a ponernos en el otro lado: en el resto.

INTRODUCCIÓN
Empezaremos por definir bien qué es el resto. Un resto no es un logro que uno se propone, no. El resto tampoco es el sitio del cuerpo por donde hacemos eso. El resto no tiene nada que ver con Ernesto.
Se llama así porque es la acción de restar, que es lo que hace un día sí y otro también el Gobierno y a pesar de ello le siguen sin salir las cuentas. La calculadora que usa el ministro de Economía no tiene la tecla de sumar. ¿Para qué? De Guindos sí que sabe restar y eso que no ha cogido una pala de pádel en su vida. Bueno, ni de pádel ni de arena. La única que usa es la del pescado. El pescado está muy caro y encarece la cesta de la compra. Así que en una cuenta el pescado es lo primero que se resta. De ahí viene el significado de restar. Que no hay que confundir con lo que hacen las serpientes.

CÓMO RESTAR
Existen muchas formas de restar. La más usual es con un pizarrín, borrando los palitos. Pero en el caso del pádel, la más común es colocándose en el perpendicular de la bola en el momento del saque del rival pero no del todo perpendicular sino un poco de lado de manera que quede espacio para poder golpearla. Dicho de otra forma: si no te quitas, te dan un bolazo en la cara o en un sitio peor. 
Lo ideal es colocarse formando un ángulo de 45 grados entre la bola, nuestro cuerpo y la casa del vecino de enfrente, que según donde estemos puede ser el apartamento de Alberto Villalba, el de Diego Pérez, el de Arturo Galnares o el de José Luis Ariza. En ese momento, antes de devolver la bola, aprovecharemos para saludarles amablemente y desearle buenos días, tardes o noches.
La recepción no debe confundirse con la de un hotel ni con las que habitualmente hace el Rey cuando llega una visita a la Zarzuela. La recepción de la bola es toda una liturgia en el pádel. Según seamos zurdos o diestros la haremos de una forma distinta. Si somos zurdos y diestros al mismo tiempo, podemos elegir, pero sólo con una pala en la mano. Si somos zurdos, diestros y siniestros al mismo tiempo, lo ideal es hablar con Allianz Seguros (publicidad encubierta en este blog).
Muchos alumnos me preguntan cómo hay que restar la bola, cómo devolverla. Ya he dicho muchas veces que hay jugadores que son capaces de devolver hasta el pescado el blanco, como Juan Sarrió, que lo hace con maestría de todas las formas posibles, incluído bajo agua. 
Se puede hacer dándole altura, es decir, con un globo justo al fondo de la pista hasta levantar arenilla, o por bajo, que es por donde vuela el grajo cuando hace un frío del cara... Yo, persona siempre moderada a la que no gustan los extremos salvo los de fútbol, os recomiendo que restéis siempre a media altura. Exactamente a la que surge de calcular la altura media de los dos jugadores rivales, restándole la altura de la red en ese momento (depende si está Félix o no) y multiplicando la diferencia por el coeficiente variable de la velocidad del viento con un corrector del grado de humedad. Para que lo veáis más fácil, la fórmula es la siguiente: MA= A+B/2 -C x D -Eº
(Si hacéis la raíz cuadrada del resultado, os dará siempre un número para la cola de la carne en el Mercadona. Más publicidad encubierta)
Debéis ser lo suficientemente rápidos en cada punto para hacer esa cuenta antes del saque del rival y que os dé tiempo a guardar el lápiz, el papel y la calculadora. Con el tiempo uno se acostumbra.

CONSEJOS Y TRUCOS
El resto no tendrá secretos (ibéricos) para vosotros si seguís estas indicaciones al pie de la letra. Lo ideal sería no tener que restar e ir sumando puntos cómodamente con el rival tirando todas las bolas a la red. Pero como alguna bola va a entrar seguro en nuestro campo, os invito a que os adelantéis al rival. Sí, como suena. ¿En qué consiste esto? Muy fácil. Antes de que nuestro oponente saque, le tiramos una bola que llevamos escondida en el bolsillo y cuando nos pregunte qué estamos haciendo (lo habitual suele ser que pregunte qué estamos haciendo seguido de “imbécil”), le contestamos que ya ha sacado, que si no se acuerda de que ya lo ha hecho. Un buen Men in Blue ha de tener en ese momento sangre fría y capacidad de convicción para hacer creer al rival que ya ha sacado y que nosotros le hemos devuelto la bola como corresponde. En ese momento puede venir bien soltarle algo así como “ay, qué cabeza tienes, a ver si dejamos las pastillas”. No conviene poner en práctica este truco con jugadores que acudan habitualmente al gimnasio, pertenezcan a una banda de latin kings o sean inspectores de Hacienda.
Un segundo truco para restar que suele dar muy buen resultado es colocar ante nosotros un panel de madera o metal de dos por dos metros, ligeramente inclinado, sin que el rival se dé cuenta. (Si el panel es solar, tendremos además un considerable ahorro de energía, por lo que nos cansaremos menos). Para ello, es una buena idea dibujar sobre el panel nuestro retrato o pegar una foto nuestra vestidos de pádel. Esto es muy importante, pues hay jugadores que han usado el panel con una foto de la Primera Comunión y se ha descubierto el pastel. Lo ideal es un panel de cristal casi invisible, pero el riesgo de que nuestro compañero de pista se choque con nosotros durante el partido es muy elevado.

Espero que todas estas explicaciones y estos trucos os sean de utilidad, queridos alumnos. Id practicando y no dejéis de escribir comentarios para contarme cómo os va. Yo, mientras, voy preparando la próxima clase. Bueno, antes voy a comer algo: el resto del puchero.

Os dejo el best seller "¡Qué divertido es restar!", que ha causado sensación en el Pro Tour por sus revolucionarios métodos. Quizá algunos jugadores se reconozcan entre los dibujos de la portada.



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