Aquí estoy de nuevo, después de
haberme repuesto de la Oktoberfest del Club en la que algo me debió
sentar mal, para ayudaros a triunfar en este maravilloso mundo del
pádel. Recordaréis que la última clase la dedicamos al saque,
¿verdad? ¿Habéis puesto en práctica mis últimos consejos durante
todo este tiempo? Bien. Pues hoy vamos a ponernos en el otro lado: en
el resto.
INTRODUCCIÓN
Empezaremos por definir bien qué es el
resto. Un resto no es un logro que uno se propone, no. El resto tampoco
es el sitio del cuerpo por donde hacemos eso. El resto no tiene nada que ver con
Ernesto.
Se llama así porque es la acción de
restar, que es lo que hace un día sí y otro también el Gobierno y
a pesar de ello le siguen sin salir las cuentas. La calculadora que
usa el ministro de Economía no tiene la tecla de sumar. ¿Para qué?
De Guindos sí que sabe restar y eso que no ha cogido una pala de
pádel en su vida. Bueno, ni de pádel ni de arena. La única que usa
es la del pescado. El pescado está muy caro y encarece la cesta de
la compra. Así que en una cuenta el pescado es lo primero que se
resta. De ahí viene el significado de restar. Que no hay que
confundir con lo que hacen las serpientes.
CÓMO RESTAR
Existen muchas formas de restar. La más
usual es con un pizarrín, borrando los palitos. Pero en el caso del
pádel, la más común es colocándose en el perpendicular de la bola
en el momento del saque del rival pero no del todo perpendicular sino
un poco de lado de manera que quede espacio para poder golpearla.
Dicho de otra forma: si no te quitas, te dan un bolazo en la cara o
en un sitio peor.
Lo ideal es colocarse formando un ángulo de 45
grados entre la bola, nuestro cuerpo y la casa del vecino de
enfrente, que según donde estemos puede ser el apartamento de
Alberto Villalba, el de Diego Pérez, el de Arturo Galnares o el de
José Luis Ariza. En ese momento, antes de devolver la bola,
aprovecharemos para saludarles amablemente y desearle buenos días, tardes o noches.
La recepción no debe confundirse con
la de un hotel ni con las que habitualmente hace el Rey cuando llega
una visita a la Zarzuela. La recepción de la bola es toda una liturgia en el
pádel. Según seamos zurdos o diestros la haremos de una forma
distinta. Si somos zurdos y diestros al mismo tiempo, podemos elegir,
pero sólo con una pala en la mano. Si somos zurdos, diestros y
siniestros al mismo tiempo, lo ideal es hablar con Allianz Seguros
(publicidad encubierta en este blog).
Muchos alumnos me preguntan cómo hay
que restar la bola, cómo devolverla. Ya he dicho muchas veces que
hay jugadores que son capaces de devolver hasta el pescado el blanco,
como Juan Sarrió, que lo hace con maestría de todas las formas
posibles, incluído bajo agua.
Se puede hacer dándole altura, es decir, con un globo justo al fondo de la pista hasta levantar arenilla, o por bajo, que es por donde vuela el grajo cuando
hace un frío del cara... Yo, persona siempre moderada a la que no
gustan los extremos salvo los de fútbol, os recomiendo que restéis
siempre a media altura. Exactamente a la que surge de calcular la
altura media de los dos jugadores rivales, restándole la altura de
la red en ese momento (depende si está Félix o no) y multiplicando
la diferencia por el coeficiente variable de la velocidad del viento
con un corrector del grado de humedad. Para que lo veáis más fácil,
la fórmula es la siguiente: MA= A+B/2 -C x D -Eº
(Si hacéis la raíz cuadrada del resultado, os dará siempre un número para la cola de la carne en el Mercadona. Más publicidad encubierta)
Debéis ser lo suficientemente rápidos
en cada punto para hacer esa cuenta antes del saque del rival y que
os dé tiempo a guardar el lápiz, el papel y la calculadora. Con el
tiempo uno se acostumbra.
CONSEJOS Y TRUCOS
El resto no tendrá secretos (ibéricos)
para vosotros si seguís estas indicaciones al pie de la letra. Lo
ideal sería no tener que restar e ir sumando puntos cómodamente con
el rival tirando todas las bolas a la red. Pero como alguna bola va a
entrar seguro en nuestro campo, os invito a que os adelantéis al
rival. Sí, como suena. ¿En qué consiste esto? Muy fácil. Antes de
que nuestro oponente saque, le tiramos una bola que llevamos
escondida en el bolsillo y cuando nos pregunte qué estamos haciendo
(lo habitual suele ser que pregunte qué estamos haciendo seguido de “imbécil”), le contestamos que ya ha sacado, que si no se
acuerda de que ya lo ha hecho. Un buen Men in Blue ha de tener en ese
momento sangre fría y capacidad de convicción para hacer creer al
rival que ya ha sacado y que nosotros le hemos devuelto la bola como
corresponde. En ese momento puede venir bien soltarle algo así como
“ay, qué cabeza tienes, a ver si dejamos las pastillas”. No
conviene poner en práctica este truco con jugadores que acudan
habitualmente al gimnasio, pertenezcan a una banda de latin kings o
sean inspectores de Hacienda.
Un segundo truco para restar que suele
dar muy buen resultado es colocar ante nosotros un panel de madera o
metal de dos por dos metros, ligeramente inclinado, sin que el rival
se dé cuenta. (Si el panel es solar, tendremos además un considerable ahorro de energía, por lo que nos cansaremos menos). Para ello, es una buena idea dibujar sobre el panel
nuestro retrato o pegar una foto nuestra vestidos de pádel. Esto es
muy importante, pues hay jugadores que han usado el panel con una
foto de la Primera Comunión y se ha descubierto el pastel. Lo ideal
es un panel de cristal casi invisible, pero el riesgo de que nuestro
compañero de pista se choque con nosotros durante el partido es muy
elevado.
Espero que todas estas explicaciones y
estos trucos os sean de utilidad, queridos alumnos. Id practicando y
no dejéis de escribir comentarios para contarme cómo os va. Yo,
mientras, voy preparando la próxima clase. Bueno, antes voy a comer
algo: el resto del puchero.
Os dejo el best seller "¡Qué divertido es restar!", que ha causado sensación en el Pro Tour por sus revolucionarios métodos. Quizá algunos jugadores se reconozcan entre los dibujos de la portada.
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