Cartel anunciador. La fecha está mal, pero era para despistar a las parientas.
El pasado 21 de junio, los Men in Blue pusieron broche de oro a una temporada para el recuerdo, en la que lograron el subcampeonato de la Liga de Pádel Bahía de Cádiz, con una jornada de convivencia (aunque más bien cabría hablar de combebencia) que se inició a temprana hora y acabó también a temprana hora del día siguiente. Fue lo que se denominó el “Día de los Men in Blue”.
Los pupilos de Javi
Fernández quedaron convocados (aunque también podría decirse que
combocados) en la recién inaugurada Taberna de Triana, del Grupo
Juan Quirós, en la calle San Bartolomé. Ese fue el primero de los
rengues o metas volantes que a lo largo del día harían los jugadores azulinos en su
peregrinaje por los locales de copas de toda la ciudad. Tras brindar,
como no podía ser de otra forma, con una copa (una tras de otra
queremos decir) de La Guita en la Taberna de Triana, los ya
renqueantes pseudodeportistas se dirigieron, a duras penas,
zigzagueando por las calles del centro de El Puerto, lo que
comúnmente se dice “dando camballás”, hasta el lugar elegido
este año para la celebración de la comida de final de temporada: la
Bodega Obregón de la calle Zarza.
Allí, en ese templo
del sabor, cúpula del buen gusto gastronómico y sancta sanctorum
del vino portuense, esperaban agazapados, pertrechados tras una fila
de sacos terreros, los hombres de Manolo González Obregón,
prevenidos ante el ataque de las fieras de azul, dispuestas a tomar al
asalto el reservado de la bodega. Una vez sentados, comenzó el
espectáculo a base de grandes caldos y sabrosas viandas, como
es costumbre en Obregón. Un homenaje en toda regla al arte culinario, una hemorragia de placer para los sentidos.
Y un espectáculo surrealista también a la hora de la presentación de las nuevas equipaciones
para la próxima temporada 2014-15. El motivo, que el modelo elegido
para la ocasión no fue otro que Jaime, quien tuvo la ocurrencia que
probarse las prendas deportivas tras un improvisado vestidor creado con un biombo. Lo hizo tras zamparse cuatro raciones de menudo, seis
montaditos de pringá y tres platos de costillas, más una olla de
berza. Aquello fue todo un ejercicio de contorsionismo en desafío a
las leyes elementales de la Física, pues Jaime trató, con esfuerzo,
de enfundarse ante el respetable (unas señoras y un señor de la
mesa de al lado disfrutaron de lo lindo) las camisetas y las calzonas
nuevas, que para colmo eran de una talla pequeña. Y lo peor fue que con el
esfuerzo a Jaime se le descoyuntó un codo, lo que le privaría
durante todo el verano de practicar el sano ejercicio del pádel.
Con todo, las nuevas
equipaciones contaron con la aprobación general de todos los
jugadores y la reprobación del famoso Cote, paisano de la bodega
Obregón, quien recriminó a los Men in Blue que no hubiesen elegido
al efecto un traje de corto, como mandan los cánones.
En los postres,
consistentes en brandy y cacao Obregón, el capitán, Javi Fernández,
trató de articular palabras y un discurso más o menos coherente
para dirigirse a sus jugadores, que a esas alturas ya no escuchaban
más que pajaritos y trompos en sus cabezas. Antes de abandonar la
bodega, Manolo Obregón grapó a una de las botas el cartel
conmemorativo de la reunión de los Men in Blue, sin saber que
aquello atraería desde entonces a numerosos seguidores de este
equipo al local, pero también a agentes antivicio de la Policía e inspectores de Sanidad.
Tras Obregón, el
grupo salvaje se dirigió (en autobús de línea, por supuesto) hasta
las instalaciones del Club Las Redes, donde esperaba el quinto tiempo
de este largo “partido”. Allí, en el salón de la segunda
planta, se celebró un cinefórum con las mejores imágenes de la
temporada proyectadas en pantalla gigante y con música en sonido
dolby surround. En tono pausado y sin estridencias, los Men in Blue
supervivientes (alguno se quedó en el camino) comentaron las mejores
jugadas e incluso entablaron una animada discusión intelectual
acerca de la influencia del Barroco italiano en el pádel. Muy
aplaudida fue la intervención de uno de los más destacados
representantes del pádel jurásico, Villalbita, cuando pidió que se
cambiasen las imágenes de la temporada por el partido
Bélgica-Argentina del Mundial de Brasil que se disputaba en esos
momentos.
En el mismo lugar se
celebró un sorteo de regalos entre los presentes, fruto de un
convenio de colaboración entre los Men in Blue y un bazar de Taiwan
que se encuentra en liquidación, lo que ya indica el valor de los
productos que envió hasta España. Enormemente satisfechos todos con
el resultado, sobre todo aquellos que recibieron regalos con forma de
botella, se dio por finalizado oficialmente el encuentro, con abrazos
efusivos de despedida entre todos.
Sin embargo, la
jornada de confraternización no acabaría ahí. Alguien llamado
Josemi habló de continuar en el TK3 y alguien llamado Jaime le
secundó en la propuesta, con lo que alguien llamado David, alguien
llamado Javi y alguien llamado Rafa se sumaron y acabaron en ese
lugar idílico junto a la playa, aunque a esas alturas cualquier
lugar habría sido idílico para nuestros protagonistas. Las malas
lenguas dicen que estuvieron allí hasta bien entrado el día
siguiente y que algunos incluso regresaron al “lugar del crimen”,
el Club Las Redes, para seguir la fiesta. Pero eso ya forma parte de
las leyendas urbanas que siempre han rodeado y rodearán a los
míticos Men in Blue, que a partir de ese momento tenían ya todo el
verano por delante.
P.D.: Parte Médico del Dr. Menisco sobre el estado de Jaime:
"El paciente Jaime E.P. presenta dislocación alocada del codo derecho con afección a la oreja izquierda por sobreesfuezo realizado por creerse hombre de goma. También presenta gran colocón en todo el cuerpo, con perforación en el estómago, probablemente porque le ha sentado mal algo mal de la comida. E igualmente tiene clavado en glúteo izquierdo las llaves de una moto acuática, que procedemos a extraer con ayuda de Black & Decker. Pronóstico: yo le pondría una X".
Inicio de la jornada en la Taberna de Triana de la calle San Bartolomé, punto de partida del recorrido triunfal de los Men in Blue por El Puerto.
Los entrantes fueron a base de esta cosa extraña de la foto que trajo Jaime y que nadie probó.
Detalle de la mesa de honor instalada en el reservado de la Bodega Obregón, con parafernalia decorativa in blue.
Uno de los seiscientos veinticuatro brindis de la jornada con ese pedazo de fino llamado La Draga que quita el sentío.
Javi, nuestro capitán, ante una bota que le dedicó, en nombre del equipo, a la Bodega Obregón, con un sentido y emocionado texto: "Manolo, trae dos botellas más que estamos secos"
Inicio del "momento pasarela Hoppo" de la tarde. Jaime se enfunda, o se embucha mejor dicho, una de las nuevas equipaciones para la próxima temporada. Entre el público, los jugadores y un grupo de visitantes de la bodega que hubieron de ser evacuados en ambulancia tras la experiencia.
En vista de lo ocurrido, Jaime pidió públicamente disculpas y prometió que nunca más volvería a asustar a las personas con sus strip-teases.
Sin embargo, todo fue una broma y el jugador azulino siguió cambiándose de ropa y partiéndose de risa. Al fondo de la imagen, clientes de Obregón llamando a la fuerza pública.
Como muestra de buena convivencia, los Men in Blue firmaron esta carta a unas admiradoras que se sentaron en la mesa de al lado, como recuerdo de la jornada.
Tras el almuerzo en la bodega, los jugadores se desplazaron hasta el Club Las Redes, en cuya sala de la televisión de la primera planta continuaron la celebración, con sorteo de regalos y el visionado de seis películas de cine afgano sin subtitular. El brazo que sobresale del sofá es de David, a esas horas totalmente estroncado.
Nuestro más sincero agradecimiento a la Bodega Obregón, una vez más, por su hospitalidad y paciencia, así como al Club y a Jesús Cosgaya por la celebración posterior. No queremos dejar de agradecer tampoco su labor al Servicio de Salvamento Marítimo que veló durante la estancia de los jugadores, ya de noche, en el TK3, y a la Asociación Astronómica 'Osa Mayor' por los consejos que nos dieron y que nos permitieron regresar a casa orientados por las estrellas.
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