EL TIEMPO


viernes, 8 de febrero de 2013

LOS NUESTROS, UNO A UNO: GONZALO


Gonzalo, el Doctor Menisco

"Vivo de rodillas"

Estamos en una consulta médica situada en un hospital de campaña en algún lugar de la provincia de Cádiz. Por razones de seguridad no diremos el lugar pero allí nos está esperando el Dr. Gonzalo (sus apellidos no los diremos tampoco para que no aparezcan en los buscadores de Google, que son más peligrosos que los buscadores de cabelleras de las películas del salvaje Oeste).
Nuestro protagonista de hoy lleva puesta una bata que en algún momento fue blanca pero ahora tiene la misma sangre que la de un matarife de cualquier depósito de carne. Hay camillas repartidas por doquier, reina cierto desorden y el Dr. Gonzalo, más conocido como Dr. Menisco, ha de repartirse como puede cortando piernas, operando apéndices, haciendo lobotomías y traqueotomías (nada que ver con su grupo favorito, 'Locomía') y de vez en cuando sacando alguna muela, que de algo ha de servirle la navaja suiza que le tocó en una tómbola de feria y que despertó su vocación por la Medicina. Cada quince minutos, desde alguna de esas camillas se escucha una voz femenina que grita "dortor, dortor, venga a verme, que tengo una urgencia..." Eso es lo que le despista en nuestra entrevista, realizada mientras intervenía a corazón abierto a un paciente quisquilloso que se quejaba de no haber sido previamente anestesiado. "Cuente ovejas y verá cómo se duerme, pedazo de quejica", le aconseja amablemente nuestro protagonista de hoy.

-Dr. Gonzalo, ¿por qué es usted conocido en el mundo de la Medicina como Dr. Menisco?
-Es obvio, ¿no? Soy el primer productor mundial de prótesis de rodilla del mundo. Pero tengo más motes. En Madrid, por ejemplo, me conocen como el Dr. Sandwich. Por lo de Rodilla, ¿sabe?
-¿A cuántos pacientes ha operado de rodilla?
-La verdad es que a ninguno. Es muy incómodo. ¡Siempre opero de pie...! Ja, ja, ja... Ahora en serio, no llevo la cuenta. Lo hago porque me gusta y no me fijo en esos detalles. Es ver una rodilla por la calle y me lanzo sobre ella, aunque esté sana. Se podría decir que vivo de rodillas, ja, ja, ja.
-¿Cuál ha sido la operación más difícil que recuerda?
-Uf... Déjeme recordar... Déjeme recordar... No sé. Me quedan dos neuronas y me cuesta, me cuesta. Ah, sí, ya lo tengo. Fue una operación, de rodilla por supuesto, en mitad de una fiesta. Una señora estaba bailando el twist como una loca y se la rompió por cuatro partes. "¡Un médico, un médico! ¿Hay algún médico en la sala?", gritaba el público desesperado. Yo estaba allí invitado, saboreando un Ron Abuelo, y por supuesto tenía muy claro lo que debía hacer. Apuré el Ron, me pedí otro y traté de huir pero alguien me reconoció. "¡Ese es el Dr. Menisco!", chilló el muy chivato. Así que me agarraron entre cuatro y no tuve más remedio que intervenir allí mismo.
-¿Cómo lo hizo? ¿Sin instrumental?
-Bueno, había allí unas trompetas y unas guitarras de la orquesta que tocaba la música, pero no servían. Tuve que improvisar con un tenedor y, por suerte, siempre llevo conmigo una navaja suiza con sacacorchos y todo. Fue muy compleja la operación porque además se fue la luz en la sala y alguien me robó la navaja. Así que tuve que abrir la rodilla a mordiscos.
-Tremendo.
-No sabía mal. Aquello era jamón curado. Luego recompuse los trozos de rodilla pegándolos con cinta aislante y cerré con una sutura a base de huevo hilado.
-¿Cinta aislante y huevo hilado? ¿Cómo quedó la mujer?
-Prefiero no contestar a esa pregunta.
-De acuerdo. Dicen que gracias al pádel usted se está haciendo de oro porque hay muchas lesiones de rodilla. Pero usted también lo practica.
-Bueno, está usted hablando con un auténtico profesional del pádel. Es cierto que algunos compañeros con los que he jugado de pareja no han podido aguantar mi fuerte ritmo y se han lesionado. Es en ese momento cuando les saco tarjeta.
-¿Les amonesta a pesar de estar lesionados?
-Me refiero a que les saco mi tarjeta para que vengan a la consulta. El pádel es una mina. Doy las gracias a quien lo inventó.
-Se dice que tiene usted un cariño especial por Alemania.
-Bueno, más que por Alemania, por sus productos.
-¿La cerveza?
-Podría decirse.
-Claro. Es usted muy conocido en Múnich según tenemos entendido.
-Quite, quite, no saque ese tema que es materia reservada.
-Bien. Entonces pasamos a otro...
-¿Sabe que me bebí un litro de cerveza del tirón encima de una mesa bajo un paraguas?
-No, no lo sabía...
-¿Y que por las noches...?
-¿Pero no decía usted que eso era materia reservada?
-Bueno, la verdad es que se lo he contado ya a todo el mundo.
-¿Cuál es su plato favorito?
-La pierna de cordero.
-¿Y su película preferida?
-Rambo.
-Ah, por sus escenas de acción...
-No, no. Porque el protagonista no siente las piernas.
-¿Su libro favorito de niño?
-"El soldadito de plomo", de Hans Christian Andersen, toda una inspiración.
-¿Y qué libro está leyendo ahora?
-"El palomo cojo", de Eduardo Mendicutti.
-¿Su médico de referencia?
-Tengo dos: Ombutu Makalo Kunoku, un brujo de tribu africana que me enseñó el curanderismo y la magia negra, y el Dr. Black&Decker, que inventó la sierra de calar.
-¿Su jugador de pádel favorito?
-Sin duda, Coronilo. Representa todo lo que el pádel me ha dado. Él practica un juego extremo y yo adoro las extremidades. Él traza las bolas con la precisión de un bisturí. Tenemos la suerte de contar en Las Redes con el mejor monitor internacional.
-¿Algún mensaje que quiera transmitir desde este blog para terminar?
-Sí, por supuesto: Almu, cariño, ya voy a cenar.





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